26 ene 2015

Viajar libros (9): La Feria Internacional del Libro de Guadalajara

26 ene 2015

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Creo que he visto pocos paisajes tan lindos como los enormes bosques que se ven al salir del DF por la autopista que va rumbo a Toluca. Alucinante. Lástima que, según las noticias, talarán más de 37 mil árboles en esa zona. Luego, salimos del Estado de México, y cruzamos Michoacán, pasando por Morelia. No es tan peligroso como dicen o al menos no lo fue para nosotros (felizmente).  Luego de eso, y de cruzar algunos interminables lagos al lado de la carretera, seguir por el estado de Jalisco hasta llegar a su capital: Guadalajara.



La FIL de Guadalajara es impresionante, un lugar por el que
vale la pena pagar entrada. Felizmente no tuvimos que hacerlo porque conseguimos esos pases para entrar gratis todos los días. Algunos días la feria abre recién a las 5 de la tarde al público en general, pero con el pase puedes entrar desde las 9am. Así que, pude visitar los stands sin sufrir las aglomeraciones que suelen ocurrir en este tipo de eventos.

El primer día fue de exploración. Debe ser unas cuatro veces más grande que la FIL a la que estoy acostumbrado. Muchos stands nuevos para mí. Random House, los de Harvard y Columbia, Porrúa. Un generoso stand de Tusquets. Varios lugares de libros antiguos. El lindo módulo del país invitado, Argentina. Una amplia sección sólo de libro electrónico. 








Y hasta hay lugares para echarse a leer:



Pero lo mejor es la gran cantidad de actividades que hay. El segundo día no sabía si ir a ver a Ken Follet, el homenaje por los 100 años de Octavio Paz, la presentación Alabardas, el último libro de Saramago presentado por su viuda o a Rodrigo Fresán presentando también su más reciente obra, La parte inventada. Todos eran más o menos a la misma hora, así que ya se imaginarán.

El tercer día estuvo copado por las protestas por la masacre de 43 estudiantes en Ayotzinapa, tragedia que seguía ocupando las primeras planas, incluso el día de la muerte de Chespirito. En general, la feria tiene bastante cobertura de medios.





La policía cercó las inmediaciones de la FIL desde temprano y no precisamente con ánimo lector. Las protestas paralizaron el tráfico y duraron hasta la noche


A diferencia de los otros días, no fue el mejor momento para pasear, así que aproveché para hacer las respectivas compras. Libros que casi no encuentro en Quilca como 1984, El maestro y Margarita o Esperanto, a precios bastante razonables. Sin contar la gran cantidad de libros que te regalan, yo me traje como veinte (no se preocupen, los venderé barato).

El cuarto día dudaba si ver a Arturo Pérez Reverte o el conversatorio de Borges realizado por María Kodama. No recuerdo si ese día fue el Homenaje por los 100 años de Bioy Casares. Si recuerdo que la presentación más llena fue la del nuevo libro de Oppenheimer. No solo no se podía entrar, sino que ni siquiera se alcanzaba a ver la gigantesca pantalla que retransmitía la charla por el gentío.



El quinto día fui a la Exposición por los 100 años de Julio Cortázar, en el local de la Universidad de Guadalajara. Pude ver varias fotos del maestro, todas sus primeras ediciones e incluso varias de las películas basadas en sus libros. 











Aunque parezca increíble, los días siguientes traté  de encontrar unos libros que me habían encargado,  ambos bastante disímiles: un texto en inglés y una primera (y única) edición, nunca reeditada. No los encontraba en ningún stand. Probablemente mis solicitantes no me iban a creer si les digo que a pesar de estar en la feria del libro más grande en español del continente, con casi dos mil editoriales de 43 países, no pude ubicar sus pedidos. Pero en serio, nadie los vende.





Pero más increíble, me pareció ver como Promperú, con el dinero de todos nosotros, presentaba el libro de Mónica Cabrejos, la cual estuvo representando al Perú en la referida Feria. Nadie duda de sus altas cualidades pero, solo por curiosidad ¿no habrá gente con más trayectoria o experiencia al respecto? Digo, nomás, porque en general el stand de la Marca Perú estaba bieeeeen tela.

Pero bueno, peores cosas pasan. Así que preferí por un momento olvidarme de los libros no encontrados, de la suerte de los "famosos", de los desaparecidos. Y que mejor forma para olvidar que que tomarse unos tequilas en la misma fábrica de José Cuervo.



Próxima parada: Coyoacán, Chapultepec, el centro histórico...

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19 ene 2015

Tarea de cole (6): Todas las sangres- José María Arguedas

19 ene 2015

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Hay libros que se vuelven emblemáticos aunque no se hayan leído. Emblemáticos por alguna de sus frases. Por ejemplo la clásica "¿En qué momento se jodió el Perú?" de Conversación en La Catedral que, como comentamos antes, es una versión ligeramente modificada del original.



Una de esas frases es la del título de esta novela que, igual que la de Vargas Llosa, es clave para entender al Perú. Más de una vez hemos escuchado que es un país de "todas las sangres", como reflejo de que somo una nación donde se ven reflejadas, confusas, todos los credos, culturas y costumbres.

Algo de esto se ve en la última novela que publicó Arguedas antes de suicidarse. Es curioso que, en un simposio celebrado al año siguiente de su publicación (del cual pueden descargar el libro aquí) hayan cuestionado que la referida obra presentaba una realidad distorsionada de la realidad peruana. Todo lo contrario: luego de cincuenta años, parece más actual que nunca, al reflejar el conflicto entre campesinos y una gran empresa minera, el del capital extranjero vs. el nacional, además de la tremenda desigualdad social y desconocimiento que tenemos del mundo andino. 

Tiene un inicio espectacular: un viejo, insultando a todo el mundo, que se sube a lo alto de un campanario para suicidarse. Pero además en sus catorce capítulos también sabe mantener la tensión con una sucesión de hechos: los personajes se interceptan las cartas, reciben anónimos, hay sabotajes, disparos, muertes, explosiones, intrigas, misterios como el del "Amaru" de la mina, etc. 

Y es que en esta novela pareciera que nadie confía en nadie: ni Don Fermín en Cabrejos, ni este en Don Fermín, ni este en su hermano Bruno, ni Cabrejos en Demetrio Rendón Wilka, etc. Es este último personaje del que recuerdo la escenas que más me gustó: cuando el ingeniebrio Cabrejos trata de emborracharlo para sacarle info y él, bastante sano, le responde con tranquilidad a pesar de todo el trago que tenía encima. Esa parece ser siempre la actitud de Demetrio Rendón Wilka: pacífica, serena, saber que a pesar de los incontables abusos que cometieron con él y su pueblo, hay que evitar la violencia.

En resumen, una obra más extensa que El sexto y Yawar Fiesta, más entretenida que Los ríos profundos y más digerible que El zorro de arriba y el zorro de abajo. Ayer fue el cumpleaños de José María Arguedas y, si estuviera vivo, vería que algunas cosas no han cambiado tanto.

Bonus track: Un recorrido por los escenarios de Los ríos profundos 

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12 ene 2015

Viajar libros (8): México D.F

12 ene 2015

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Iniciamos el laaaargo viaje a la tierra del tequila y los tacos, previa escala en Panamá, de paso que conocemos el famoso canal que está en pleno 100° aniversario.

Ciudad de Panamá es tranquila, hace mucho calor y el tráfico es moderado. Todo lo contrario a lo que será el DF. Pero no hay mucho tiempo para quedarse, porque hay que conectar con el otro vuelo. Así que solo queda esperar en el aeropuerto.

Llego a la capital de México y voy hasta el metro. Me siento como en casa. Caótico, lleno de gente: estudiantes, trabajadores, punks, mendigos. En el subsuelo hay muchísimas tiendas, fast foods, cabinas de Internet, hasta pequeñas exhibiciones de arte. Y un montón de vendedores de todo tipo de cosas imaginables: enchiladas, gaseosas, periódicos, ropa y por supuesto, libros. Algunos bastante recientes y a buenos precios.

De la estación de Indios Verdes a Ciudad Universitaria el trayecto es largo. Felizmente prestan libros gratuitamente para el viaje, lo que tiene mucha demanda.



Bajo en la estación de la Ciudad Universitaria, fuera de ella también hay varios vendedores. Un libro de Anagrama a 85 pesos. Muestro escepticismo. El vendedor lo baja a 75. Termino comprando otro.


Llego a la UNAM, como el buen García Madero. Ahí la biblioteca es de libre acceso y me paseé a mis anchas, hasta encontrar un libro preciso que pude leer por primera vez (nunca lo había visto en librerías): El viaje imposible. Con Roberto Bolaño en México.

Voy para la Facultad de Filosofía y Letras. Baños de mujeres hay varios. Me pregunto en cuál se habrá escondido la buena Auxilio Lacouture. El cartel es bastante claro. Es mejor no insistir, existen mejores excusas que la literatura para entrar a un sanitario que no me corresponde.

Dentro de la facultad, y alrededor de ella, hay muchos vendedores de libros, en casi todos los pisos. Algunas cosas interesantes, pero decido controlarme y no gastar.  
 


Salgo de la Universidad, y voy a explorar algunas de las cadenas de librerías más conocidas allá como La casa del libro, Gandhi y El sótano. Es fácil encontrarlas, hay sucursales por todos lados, muchas veces una al costado de la otra.
Qué curioso que puedas comprarte libros a cuotas. Si no cobran intereses, no es mala idea. No me imagino a nadie endeudándose para comprar una obra, aunque admito que me las he comprado "por partes", como comenté en otro post.  

También me sorprende la cantidad de vigilantes dentro. Hay a veces más agentes de seguridad que lectores. Y un cartelito con las personas "no gratas" que parece justificar su tarea: una larga fila de fotos con gente cargando entre sus manos las pruebas del delito. ¿Tanta gente roba libros? Parece que Bolaño ha dejado escuela.

El DF es interminable. Aun me faltan muchos lugares para conocer, pero no hay tiempo. ¡¡Nos vamos a Guadalajara, a la Feria Internacional del Libro!!

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